Por fin he realizado una etapa completa. No ha sido larga pero si cansada.
He salido del hotel de Manzanares bien bebido, duchado y afeitado dispuesto a terminar la etapa. Todo ha ido bien, aunque a mitad de camino he tenido que cambiar el montaje de la plantilla del pie derecho, que parece que es el único que trabaja porque tiene todos los males. El pie con tanta vaselina esta como el culto de un bebé, casi hasta me preocupa.
La ampolla se cura por un lado pero crece por otro. Menudo coñazo. Pero es lo que hay. Aunque tengo que admitir que la tendencia es a curarse más que a empeorar. Por lo tanto hay esperanza.
Han sido unas cinco horas de paseo, por momentos muy agradables, sobre todo cuando no hay casas alrededor. Pero también tener poblaciones entre medias esta bien porque como hoy, te puedes comprar unas uvas ricas y una manzana, así que no me quedo todo el tiempo en ayunas.
En Navacerrada he tenido un recibimiento especial como podéis ver en la foto más abajo. Ha sido cachondo.
He llegado a Cercedilla, que además el pueblo esta en fiestas, y me he podido tomar un tinto de verano que me ha sabido rico rico y con fundamento.
Luego ducha, colada y a esperar a Carmen.
Hemos cenado cuchifrito y sardinas para reponer fuerzas. Nada del otro jueves a pesar de la propaganda que había en la carta. Con el hambre que tenía hubiera tragado con todo, como la ensaladilla rusa con hueco duro de ayer...
Y mañana etapa reina. Me voy a cagar, treinta km coronando el puerto de Navacerrada y 7km de calzada romana de adoquines. Mi pie derecho no lo sabe porque si lo supiera se ponía como los maleteros del aeropuerto, en huelga indefinida.
Ahora a que la ampolla descanse...
Aquí la etapa del día
Los paisajes empiezan a verdear y eso alegra la vista
Curiosa bienvenida a las afueras de Cercedilla, alguien ha escrito mi nombre y la inicial del apellido. Vaya panda de macarras.
Saco algunas fotos de paisajes que me parecen bonitos, pero mis dotes de fotógrafo dejan mucho que desear.
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