Un día más de camino. 25  kms y cinco horas y media de paseo. Al final siempre se hace un poco duro, pero he de reconocer que se hace llevadero. Hoy mi compañía han sido las moscas. El camino ha continuado por pinares con mucha arena en el camino, o sea que mejor imposible. Y además el tiempo de gozada. Con un poco de viento y mucho sol.
El castillo de Coca, muy bonito y muy bien conservado al menos en el exterior.
Como digo el camino ha transcurrido por pinares. Eso si, no he visto ningún animal salvo algún pájaro, hormigas y saltamontes. Al menos  hoy no había ningún ciclista.
También he pasado por unas parcelas de maíz recién segado que se regaban con pivots. Unos potentados. Y había mucho cultivo de zanahoria. Todo regadío. Que envidia.
A medio de camino he parado a desayunar un bollo típico que hacen por estas fechas. Estaba muy bueno. Es como un panecillo denso dulce y con sabor a pasas.
Las moscas no me han dejado en paz y he estado haciendo el molinillo con el bastón todo el tiempo para ahuyentarlas. Al final he cruzado el río Eresma, aunque llevaba poca agua en esta época del año.
Cuando he llegado a Alcazaren he parado en el hogar del pensionista a tomarme el refrigerio de turno. Lo he acompañado de dos tomates de la huerta, riquisimos. Y también con unos cuantos pimientos de padrón, muy grandes y muy picantes. Que gusto.
Esta noche la paso en una casa del pueblo, muy rústica y muy acogedora. Voy a dormir de maravilla.

He dejado atrás este castillo tan bonito en Coca.

Me encantan los mojones con la flecha amarilla.

LA etapa de hoy, que no nos dice nada de distancia y duración... soy un torpe